El virus le ha costado al mundo un millón de muertes
No era una
gripa cualquiera, como se especuló en un comienzo. El virus que se originó en
China, en noviembre pasado, en pocos meses cruzó todas las fronteras del mundo
y ya ha infectado a más de 33 millones de personas, causando la muerte de un
millón de ellas a lo largo y ancho del globo, según Wordometer.
El
coronavirus ha ido y venido conforme las políticas de cada país se han
radicalizado o flexibilizado: las múltiples cuarentenas han frenado su avance,
vaticinado por expertos por encima de los 100 millones de casos en los primeros
meses, pero ha causado crisis económicas muy fuertes: según el Banco Mundial la
economía se contraerá 5,2 % este año, “la peor recesión desde la Segunda Guerra
Mundial, y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían
una disminución del producto per cápita”.
Un millón de
personas han muerto en condiciones muy complejas, como lo informó ayer al medio
día Wordometer: apartados de sus familias o en unidades de cuidados intensivos.
Y la destinación final de sus restos ha ido en contra de las prácticas
tradicionales del duelo en casi todas las culturas: se han presentado cremaciones
colectivas, enterramientos en fosas comunes y los que han corrido con más
suerte no han podido contar con velaciones.
Sin embargo,
esta cifra trajo aprendizajes que deberán ponerse en práctica para que en pocos
meses la humanidad no haya despedido a otro millón de personas por esta causa.
Los aprendizajes
De acuerdo
con Carlos Trillos, médico epidemiólogo y profesor Universidad del
Rosario, “en estos meses, la covid-19 nos ha enseñado mucho en todos los
campos, de lo que destaco desde la salud y la epidemiología la importancia del
equilibrio entre lo sanitario, lo económico y lo social para el manejo de la
pandemia, la necesidad de la toma de decisiones en salud pública con criterio
técnico, como una responsabilidad bioética. Hemos aprendido la importancia del
trabajo en equipo, lo cual impacta en la prevención, que no es efectiva sin el
apoyo de todos”.
Detalló, por
ejemplo, cómo en las ciencias de la salud se han logrado aprendizajes en todas
las áreas, de las que destacó las investigaciones que han aportado en el manejo
de los pacientes con covid-19 en los hogares, los hospitales y los cuidados
intensivos.
Según
explicó, “se ha conocido más sobre las características y dinámicas de
transmisión viral y la respuesta del organismo a la infección, algo fundamental
para el tratamiento y la obtención de una vacuna eficaz y segura; se está
conociendo sobre las secuelas y su tratamiento, sobre los protocolos de
bioseguridad, aplicados a cada actividad; y sobre los efectos de la pandemia y
las medidas restrictivas sobre la salud mental, lo cual, con toda seguridad,
son grandes aportes”.
En ello
estuvo de acuerdo el epidemiólogo Carlos Agudelo, quien aceptó que durante
estos meses lo más importante ha sido conocer el virus, su comportamiento, su
contagio y la experimentación de algunos tratamientos que pueden permitir
reducir la mortalidad, mientras se desarrollan las vacunas que pueden ayudar a
generar una mayor inmunidad en la población.
Carrera contra el otro millón
Para Nathalia
González Jaramillo, médica epidemióloga del Instituto de Medicina Social y
Preventiva, de la Universidad de Berna (Suiza), es inevitable llegar al segundo
millón de muertos, de acuerdo con el resurgir de casos en países que ya habían
superado con éxito la primera ola de contagios.
“Mientras
algunos países piensan regresar al confinamiento, otros confían en los
aprendizajes ganados y en poder superar sin nuevos confinamientos la segunda
ola. Definitivamente, cada país que ha tenido que enfrentar la pandemia lo ha
hecho con los recursos humanos y económicos que ha tenido disponibles.
Colombia, a pesar del crecimiento de los casos, ha aprendido a tomar decisiones
rápidas y coordinadas que buscan, por encima de todo, el bienestar general de
la población, y ha tratado de alcanzar el equilibrio entre salud pública y
economía, que no es sencillo. La pandemia ha sido la oportunidad de poner en el
centro de todos los intereses, la protección del ser humano”, explicó González.
Y, según
Trillos, para evitar que continué el crecimiento del número de casos y
fallecimientos, y se llegue a otro millón de muertes en el mundo, lo que
significaría al menos a otras 25.000 muertes en Colombia, “todos debemos
aportar en la prevención. Es importante que las personas sean conscientes que
la pandemia no ha finalizado y que el virus continúa circulando, que estamos
viviendo en un mundo diferente al cual debemos adaptarnos, en el que es
fundamental continuar con todas las medidas preventivas, así haya cansancio”.
Por eso,
indicó que es crucial continuar con medidas simples como el adecuado uso de
tapabocas, el lavado de manos, el distanciamiento social, evitar
aglomeraciones, reuniones en sitios cerrados y con mala ventilación y tener
rigurosos protocolos de bioseguridad.
Y como país, insistió González, “debemos continuar aprendiendo que la construcción de relaciones de confianza entre científicos, humanistas, tomadores de decisión y comunicadores, permite una navegación segura en tiempos de crisis. Como ciudadanos debemos continuar aprendiendo el valor de la ética civil y la importancia de pensar en el bien común cada vez que tomamos decisiones personales”.
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