GRACIAS COLOMBIA Y EN ESPECIAL A JAMES POR DIVERTIRSE

La práctica del deporte nació como una actividad para amantes —he de ahí la palabra amateur— pero el siglo XX lo profesionalizó y lo convirtió en sus versiones más notorias, en campeonatos sistemáticos e híper-competitivos.

 Recrearse -o lo que se dice recrearse o divertirse- en los deportes actuales en muy pocas ocasiones se da, ya que esta destreza sólo es para quienes lo sienten. Por demás se ha vuelto frío, estratégico, militar, está inundado y deformado por raudales de dinero. 

 ¿Quiere que su hijo sea profesional? Decida si tiene un hígado de hierro. Aunque existe alguna posibilidad -en extremo baja- que el lúcido muchacho se vuelva riquísimo, no crea ni por un instante que el proceso va a ser entretenido. Pronto lo que él hacía con tanta gracia, dejará de ser un juego y se convertirá en un trabajo agotador. Eso sí, si esto se logra dar, es preferible al de ser secretario de un juzgado o vendedor ambulante.

 Esta conversión del deporte que se ha convertido en una gran industria, desterró de él toda inocencia y trajo al circo, los líos típicos del mundo de los negocios. Lo que pasó con el jugador de Uruguay Luis Suárez, no fue ningún juego y dista mucho de ser divertido y entretenido. Los líos que tiene Leonel Messi de Argentina con el fisco español. La propia FIFA que apesta a distancia. De hecho, el juego tiene de vieja data sus vertientes degradadas, pues el que se practica en los casinos no es lúdico, sino angustioso y puede ser la puerta de entrada a una adicción devastadora.

  Después de haber expuesto esto y agradeciendo la participación colombiana en el mundial de Brasil 2014, se ve que existen los rarísimos James Rodríguez de este mundo, quienes al tiempo que se desempeñan con incomparable destreza en sus escenarios propios  de su deporte, lo hacen jugando y divirtiéndose.

 Sobra decir que todos, incluso James y sus amigos, algún día sufrirán la derrota. En ese momento tendrán que soportar la increíble volatilidad de la opinión pública, en particular de aquellos de la prensa deportiva, en la que hay cada especialista, quien no demora en fruncir el ceño y señalar con el pulgar hacia abajo. Es que los dioses no pueden fallar. Por algo son dioses.

Otros, por supuesto, estamos simplemente agradecidos. Gracias Colombia y a todos sus 23 jugadores por su fútbol, por divertirse con un balón. Y como dijo su capitán Mario Alberto Yepes: “Al país solo resta decirle muchas gracias y acá no debe terminar el apoyo por esta gran selección Colombia”