CON CASI 104 AÑOS DE EDAD, ES LA MÁS LONGEVA DEL SECTOR

La preocupación por alargar el periodo vital humano ha llenado de  leyendas e historias las culturas mundiales con relatos espectaculares. Historias de largas longevidades se presentan desde la antigüedad y  muchas de la mano de las religiones que describen las divinidades como seres extraordinarios. Por lo tanto, seres mortales que viven más allá de lo esperado, son vistos en relación con dichas divinidades.

 Ana Joaquina Rivera Orrego de Muriel, parece ser una de esas personas,  ya que en la actualidad con 103 años de edad, el 5 de septiembre de este año batirá un record de longevidad en el área Metropolitana de la ciudad de Medellín, al ajustar 104 años de edad. Ana es oriunda de Santa Rita de Ituango, Antioquia, hoy tiene nueve hijos, cuatro hombres y cinco mujeres. En la Comuna Dos vivió durante 27 años y lleva ocho en la Comuna 11 del municipio de Bello, quien contó que su esposo murió hace 34 años, cuando vivía en la Comuna Dos. Doña Joaquina hoy en día va a misa, a la tienda y hace las vueltas como cualquier pipiola de menos de 50 años y se encuentra en un óptimo estado de salud. “La última enfermedad que tuve, fue un derrame en una parte de mi cabeza, fui tratada y curada por un especialista, después que siete médicos intentaron adivinar qué tenía. De esa enfermedad me quedaron unas picadas en el cráneo y algunos problemas de la vista, que al final no han pasado a mayores”, contó Ana.

 Tiene entre nietos, bisnietos y tataranietos más de doscientos y asegura que es muy difícil reunirlos a todos al tiempo, que lo que sí tiene  presente es que son 166 tataranietos y 55 nietos. “Sólo me llaman para  que los vea cuando son pequeñitos y acaban de nacer, después ni los vuelvo a ver -a no ser en la celebración de la misa en mi cumpleaños, donde vienen casi todos-. En estos años son muchas cosas que se me olvidan, pero hay otras que son inolvidables, como por ejemplo cuando era muy pequeña y a mi abuela le daba unos calambres, yo corría, calentaba los ‘cocineritos’ que ella usaba, la sobaba e inmediatamente se los calmaba. De ahí fue que me empezó a llamar ‘mi doctorcita’, eso no se me olvida”. Señaló doña Joaquina.

 En la actualidad vive con su hija mayor de casi 84 años, Ana Delfa Muriel. “Diana que viene todos los días y Gerardo que vive en el tercer piso quien siempre está pendiente de todo”, dijo Ana Delfa, quien además contó y ratificó las palabras de su madre, que toda su familia ha sido muy rezandera y el santo  rosario no les ha faltado a todos alrededor de su padre y hermanos, fue, es y será un hábito diario. “Veo muy bien a mi mamá, tanto que todavía ella lava su propia ropa y se baña solita, lo único que le hacemos es su comida. Me mantengo más enferma yo que ella. A ella no le gusta ir al médico –ni lo necesita-, yo sí tengo que ir, porque me duele mucho el cuerpo, sufro de artritis, y varias complicaciones de salud”. Afirmó Ana.

 Patricia Elena Sánchez hija de Cecilia -otra de las hijas de doña   Joaquina-, es una de sus nietas, quien aportó otro aspecto de su abuela: “En cuanto a la salud ¡excelente!, para la edad que tiene, ella camina mucho, sale sin ayuda de nadie, cuenta muchas historias hermosas de su vida y de quienes la han acompañado. Creo que ella es tan aliviada, porque tuvo una excelente alimentación en su niñez y juventud -ahora no es lo mismo-. Está muy bien preservada y es un amor que nos lo brinda a todos, ‘es ejemplar’”. Quien también agregó que aunque no la visitan muy seguido, siempre vienen y cuando cumple años, le celebramos la misa en la parroquia. Ese día sí nos  encontramos la mayoría de la familia –aunque no toda- porque considero que nuestra familia es inmensa”. Terminó Patricia.