DE ESPAÑA A LA COMUNA DOS SANTA CRUZ



En la carrera 49 B con la calle 107 del barrio Andalucía vive desde hace más de seis meses María del Sol Molina Pérez, ella nació el 24 de junio de 1933 en la noche de San Juan en España, en Madrid. Sólo tenía tres años cuando la guerra civil española tuvo sus inicios tras el fracaso parcial de Estado del 17 y 18 de julio de 1936, llevado a cabo por una parte del ejército contra el gobierno de la Segunda República de España y que se daría por terminada el 1º de abril de 1939 con el último parte de guerra firmado por Francisco Franco, ella y su familia tuvieron que emigrar a París, Francia, donde vivieron dos años.

 De ‘la ciudad luz’ partieron para América, pero los alemanes bombardearon el barco en el que se transportaban. “Allí venían unos judíos a quienes no los dejaron desembarcar, entonces el barco tuvo que regresar a Europa con sobrevivientes y muertos por el bombardeo”. contó con un halo de nostalgia María del Sol. Después de lo sucedido viajaron hacia Venezuela, donde vivieron también dos años.

 Ella, su abuelo y su familia viajaron a Chile, donde subsistieron dieciséis años, exactamente en Viña del Mar. Contó que allí les fue muy bien y hasta adquirieron una cadena de hoteles donde amasaron una gran fortuna. “Mi abuelo consiguió un administrador para sus bienes y él mismo se quedó con todo, los hoteles y cinco teatros, patrimonio de nuestra familia. Fue así que nuevamente quedamos sin fortuna. Pero seguimos trabajando arduamente. En esa época y con mis tres hijos -después de la muerte de mi abuelo- ya conocía mucho de turismo. Entonces, me dediqué a recorrer el mundo”. Dijo María del Sol. Aduciendo que paradójicamente sus hijos son europeos, pero sus nietos no, un americano, un cubano y hasta tiene uno colombiano.

 Marisol García Molina, su hija y madre de los tres nietos de María, es quien ha recorrido con su madre y su hermano Antonio muchos países, y además de confirmar lo contado por su madre, afirmó: “No hay nada como Colombia. La gente es muy amable, querida, servicial, hablan muy pausado, fuerte y claro; se les entiende muy bien los que dicen. Si embargo son buenos amigos, líderes, trabajadores y educados. En sólo seis meses que llevo en esta comuna, he ido a pasear a Cartagena y me he encontrado con mi hermano -quien venía de los EEUU- en este paseo me di cuenta de la falta que me hace vivir en Andalucía, el clima es muy agradable y su gente cordial”.

 En cuanto a la seguridad del barrio y la comuna, Marisol afirmó que no teme vivir acá y que mientras no se le haga daño al prójimo, la gente se puede morir de vieja. “Nunca me habían tratado tan bien como en Colombia y en este barrio querido”, terminó.

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